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Somos alumnas de la materia Bioinformatica y Rehabilitación Computacional. Año 2008.-

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lunes, 16 de junio de 2008

"El estudio del Lenguaje de Señas"

Durante mucho tiempo sólo se estudiaron los lenguajes hablados. Para poder contrastar las conclusiones sobre el lenguaje era necesario buscar lenguajes que emplearan vías distintas de la oral-auditiva. El lenguaje escrito podía ser lo que se buscaba, pero para muchos está muy relacionado con la vía oral-auditiva. No en vano aprendemos a leer y a escribir leyendo en voz alta y escribiendo al dictado. Algunos investigadores cayeron en la cuenta de que sí que hay lenguajes que no emplean esa vía para nada. Se trata de los lenguajes de señas de los sordos, cuyas vías de entrada y de salida son puramente espaciovisuales en vez de auditivotemporales. Muchos oyentes creen que esos lenguajes consisten únicamente en gestos y pantomimas para una comunicación rudimentaria. No es así. Los lenguajes de señas de los sordos son complejos y completamente gramaticales, pudiendo expresar exactamente lo mismo que los lenguajes hablados. Además, como éstos, son específicos de determinadas comunidades, pudiendo llegar a ser incomprensibles los de una comunidad y otra distinta. Muchos sordos con el hemisferio derecho lesionado encuentran difíciles los párrafos largos y sus narraciones están llenas de incisos, comentarios tangenciales e, incluso, fabulaciones, cosa que también sucede con algunos oyentes. Pero algunos sordos con lesión en el hemisferio derecho tienen otro tipo de problemas. En el lenguaje de señas se adopta una organización espacial peculiar cuando se cuenta una historia con varios personajes: para identificarlos, se les asigna una ubicación en el espacio (creándose una especie de escenario virtual). Algunos sordos con lesión en el hemisferio derecho conseguían centrarse en el tema, pero no eran capaces de situar el marco espacial para cada personaje. Parece que esta dificultad discursiva no está causalmente relacionada con deficiencia en capacidades espaciales no lingüísticas. Un sordo con el hemisferio derecho lesionado, con graves limitaciones espaciales no tenía dificultad para contar historias coherentes, mientras que otro con leves problemas espaciovisuales era incapaz de definir el marco espacial para los personajes. Lo que hace pensar que los circuitos cerebrales que median en las facultades espaciales no lingüísticas son distintos de los que median en la facultad lingüística para el discurso prolongado. En cuanto a sordos lesionados en el hemisferio izquierdo, les solicitaron la reproducción de dibujos lineales y figuras jerárquicas (como una D compuesta de x pequeñitas) con características globales y locales. Igual que los oyentes, propendían a reproducir correctamente la configuración global, pero solían prescindir de los detalles (los lesionados en el hemisferio derecho hacían lo contrario). Se estudiaron sus afasias y no se encontró correlación entre deficiencias espaciales de nivel local y severidad de la afasia. Más recientemente, por medio de resonancia magnética funcional (RMF) y tomografía de emisión de positrones (TEP) se ha estudiado la actividad del cerebro cuando sujetos oyentes y sordos eran expuestos a un discurso hablado y a un vídeo de lenguaje de señas, respectivamente, observándose que las regiones que se activaban eran en gran medida las mismas en ambos casos. Es posible que haya diferencias, entre oyentes y sordos en cuanto a la organización cerebral para el lenguaje, pero éstas, si existen deben de ser sutiles y no detectables por los métodos actuales. Los tres investigadores mencionados suponen que existe una organización modular del cerebro y que diversas estructuras realizarán tareas distintas, aunque las vías de entrada o de salida sean las mismas. Así, los oyentes recibirían el lenguaje en la corteza auditiva y lo emitirían desde la corteza motora que controla los movimientos de los labios y de la boca, mientras que los sordos recibirían el lenguaje en la corteza visual y lo emitirían desde la corteza motora que controla los movimientos necesarios para los gestos. En medio, habría la misma estructura en ambos casos. La información visoespacial, en los sordos, iría a parar, por una parte, a los módulos espaciales y, por otra, al módulo lingüístico. No nos debe extrañar: lo mismo tiene que pasar con la información auditiva, que contiene sonidos lingüísticos y no lingüísticos.